Parece que estar en contra del plástico es una opción políticamente correcta y aceptada por la sociedad. Sin embargo, es indudable que los plásticos desempeñan un papel fundamental en nuestra vida diaria. Estos materiales versátiles y duraderos se utilizan en una amplia gama de aplicaciones, desde envases y productos electrónicos hasta automóviles y dispositivos médicos. Y por supuesto, para todo tipo de etiquetas.
Sin embargo, el uso desmedido y la gestión inadecuada de los plásticos han generado preocupaciones ambientales y de salud pública. En esta entrada de blog, exploraremos el panorama actual de los plásticos y los desafíos que enfrentamos, así como las posibles soluciones para mitigar su impacto.
El plástico, un gran aliado con mala fama
Si bien es necesario abordar los desafíos asociados con los plásticos, también es importante reconocer los beneficios que han aportado a nuestra sociedad. Los plásticos, duraderos, versátiles y seguros, han impulsado avances tecnológicos, mejorado la seguridad de los productos y proporcionando soluciones eficientes en términos energéticos. Por lo tanto, no podemos negar que, si el plástico se utiliza y gestiona de forma correcta, nos aporte una serie de ventajas que desarrollaremos a continuación.
La durabilidad y versatilidad son, quizás, las cualidades que tiene el plástico que más nos puede beneficiar. Los plásticos son materiales altamente duraderos y versátiles, por lo tanto, si aprovechamos estas dos ventajas a nuestro favor, significar disfrutar de un material duradero para productos como automóviles o dispositivos de cualquier tipo. Los plásticos, además, tienen la capacidad de ser moldeados en una amplia gama de formas y tamaños, lo que los hace ideales para una variedad de aplicaciones. El real inconveniente es cuando este material duradero y versátil se deshecha de forma irresponsable y se convierte en un residuo que tarda cientos de años en desaparecer.
La seguridad y protección que proporciona el plástico son dos características que han hecho este material imprescindible en la vida cotidiana. Por ejemplo, en la industria médica, los plásticos estériles y seguros son utilizados en dispositivos y equipos médicos, ayudando a prevenir infecciones y garantizando la higiene. Nuestros alimentos y medicamentos requieren de un material con las características que tiene el plástico, puesto que, de esta manera podemos prolongar su vida útil y evitar el desperdicio. Así que, en este sentido, el plástico nos ha ayudado a evitar el desperdicio de muchos productos.
Los plásticos, por otra parte, contribuyen a la eficiencia energética y la reducción de emisiones en diversos sectores. Por ejemplo, los materiales plásticos livianos en la industria del transporte permiten la fabricación de vehículos más eficientes en términos de consumo de combustible. Además, los plásticos utilizados en aislamiento térmico y revestimientos ayudan a conservar energía en edificios y hogares.
Los plásticos han impulsado importantes avances en la tecnología y la innovación. Desde dispositivos electrónicos hasta paneles solares y tecnologías de energía renovable, los plásticos cumplen un papel fundamental en la fabricación de componentes y materiales esenciales para la evolución de la sociedad moderna. Por lo tanto, los plásticos han servido de gran ayuda a nuestro desarrollo y avance tecnológico.
Cuando los plásticos no se gestionan con responsabilidad
Parece que estar en contra del plástico es, incluso una posición correcta y socialmente aceptada. En los medios, los congresos, en el sector educacional… La mayoría se posiciona en contra del plástico. Sin embargo, todo este razonamiento (erróneo) se da desde una carencia de conocimiento acerca del uso adecuado del plástico.
Es cierto que el uso desmesurado del plástico ha supuesto un desafío medioambiental y tenido cierto impacto en la vida marina. La durabilidad de los plásticos, además de ser una gran ventaja, también puede jugar en nuestra contra, cuando su uso excesivo se traduce en una acumulación de deshechos.
Pero los materiales que utilizamos en la actualidad no son buenos o malos por sí mismos. Es el ser humano el que les da un uso inadecuado. El plástico, en concreto, no es un material precisamente nocivo. Nosotros tenemos un concepto del plástico que se traduce más en una propiedad (la plasticidad) que tienen algunos materiales, que presentan la capacidad a deformarse sin llegar a romperse, al estar constituidos por compuestos orgánicos, sintéticos o semisintéticos.
El problema real que tenemos con el plástico no es su uso o existencia, sino que reside en el sistema de consumo que hay en la actualidad: producir, utilizar y desechar. El consumo rápido y excesivo.
Ya hemos observado, en el apartado anterior, que el plástico presenta una cantidad enorme de cualidades indudables que, si utilizamos a nuestro favor, suponen una gran ventaja. Son el uso y el abuso lo que convierten el plástico en un material persistente en la naturaleza una vez se convierte en residuo.
La solución: aprovechar el plástico a nuestro favor y reforzar la economía circular
No podemos negar que, si el plástico se utiliza de forma responsable y se gestiona de forma correcta aporta unas ventajas que otros materiales no son capaces de aportarnos.
Algunas de las soluciones que tenemos sobre la mesa para actuar a favor del medioambiente ya se están poniendo en práctica, pero es fundamental reforzar estas acciones. Reducir el uso de plástico y fomentar su reutilización, aprovechando la durabilidad del mismo, es un primer paso. El reciclaje del plástico también debe reforzarse. El plástico, gracias a sus grandes cualidades puede ser un material de uso duradero, evitando el único uso. Otro paso imprescindible es crear envases mejores, que sean biodegradables y compostables.
Como sociedad y también como usuarios individuales de plástico, debemos exigir en nuestro consumo diario que no haya productos de usar y tirar, y este paso está cada vez más cerca de nosotros: la UE los prohibirá totalmente en unos años. En los casos en los que sea imprescindible de verdad el usar y tirar, es fundamental procurar que los materiales sean biodegradables. Por lo tanto, nuestros esfuerzos deberían centrare en un uso racional del material, su adecuada disposición, reutilización y reciclaje para disminuir su impacto medioambiental.
Además, este enfoque no debería limitarse únicamente al plástico, sino que debería ser un modelo aplicado a todos los materiales en general.
La clave está en encontrar un equilibrio entre los beneficios y los impactos negativos, fomentando un uso del plástico más responsable y aprovechando esas ventajas y promoviendo prácticas de gestión adecuadas para reducir la contaminación y proteger nuestro entorno.
Por lo tanto, si bien es necesario abordar los desafíos asociados con los plásticos, también es importante reconocer los beneficios que han aportado a nuestra sociedad. Los plásticos duraderos, versátiles y seguros han impulsado avances tecnológicos, mejorado la seguridad de los productos y proporcionado soluciones eficientes en términos energéticos. Son fundamentales en nuestro día a día. La solución más viable es crear envases mejores y gestionar su uso adecuadamente.